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Juan Naya recupera la Capilla Sixtina del románico

Creció en Villanueva de Sigena, el pueblo de Huesca que albergaba unos maravillosos frescos románicos que incendiaron en la Guerra Civil. Le prometió a su abuela que los reconstruiría y lo ha cumplido.

Juan Naya creció escuchando las historias que le contaban sus abuelos sobre la reina Sancha y Alfonso de Aragón, sobre el monasterio que se alzaba junto a la huerta en la que ayudaba al yayo Joaquiner y el fuego que destruyó los frescos medievales que albergaba y que dejaban con la boca abierta a la yaya Carmen cuando era una niña y llevaba huevos a las monjas de clausura. Un día, a los 9 años, Juan soñó que iba a reconstruir aquellas pinturas que tanto fascinaban a la yaya y que se perdieron en el verano de 1936, cuando milicianos anarquistas prendieron fuego al cenobio del pueblo, Villanueva de Sigena, en Huesca. Las llamas devoraron el salón del trono, el coro, la biblioteca y la fabulosa sala capitular, que era conocida como la Capilla Sixtina del románico europeo por sus impresionantes frescos.

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